Diario

Encontrando alegría en lo olvidado

El otro día me surgió el pensamiento, sobre cómo, mientras la vida va pasando, muchos de nosotros vamos dejando de lado aquellas cosas que nos apasionan, aquello que invade nuestro cuerpo de alegría mientras lo hacemos, eso que en palabras breves, nos hace felices. Es muy común sentir que no tenemos tiempo para esa afición, pasatiempo, disciplina, talento, tú llámalo como quieras, al que antes le dedicábamos nuestras horas sin pensarlo dos veces. En mi caso es este blog, antes me resultaba más fácil brindarle mi atención total, por supuesto, hay que poner sobre la mesa que cuando empecé era apenas el 2007 y muchísimo ha cambiado desde ese tiempo hacia acá. Aunque igual, no tenía hijos, pero tenía un trabajo de 8 a 5, un nuevo hogar, esposo y responsabilidades personales y aún así encontraba ese espacio para escribir aunque fuera un post a la semana. Y ese es mi punto, si eres un adulto funcional las responsabilidades estarán, pero es que casi siempre, al vernos arropados por nuestras responsabilidades, eso que nos sigue gustando y que nos apasiona, se ve desplazado y muchas veces enterrado, es como si no supiéramos convivir con el deber y el ser.

A mí me encanta mi blog, tener este rincón tan mío, me ha fascinado desde que empecé con el nombre “A falta de psicólogo” en Blogger por allá en la primera década de los 2000; luego cuando me mudé a WordPress y también cuando decidí cambiar de nombre a sheilamatias.com, tener un dominio propio y un alojamiento pagado, para que mi blog fuera mío. En todos esos momentos, alimentar este espacio ha sido una recompensa personal muy gratificante, pero pasó eso que te contaba unas líneas atrás, me olvidé de lo mucho que me gusta escribir y de darle vida a este mi pequeño mundo, mi blog. Y bueno, sí, los blogs parecieran estar muriendo, de hecho, muchos de los blogs que leía, que me gustaban y que visitaba frecuentemente, de un día para otro ya no estaban, sin embargo, hay otros que continúan vivos y que la gente aún los lee, de hecho, para algunos resulta en una fuente de ingresos.

Sumado al motivo principal por el que he estado subiendo tan poco contenido en los últimos años, estoy muy segura de que está el haber perdido de vista la razón primordial por la cual surgieron dicha cuenta y este blog y es escribir. Y ha pasado porque en su momento me he dejado llevar por las recomendaciones de aquellos que te dicen “debes tener un feed cohesivo”, “debes escribir títulos que enganchen”, “debes crear y escribir sobre lo que la gente quiere leer” y bueno, se me olvidó que esto aquí se trata de lo que tengo que decir, más de lo que tengo que demostrar, que si me llevo de la rapidez, de lo inmediato, de lo “correcto”, la ilusión se va y al final esto se irá muriendo y yo eso aún no lo quiero, pues por algo sigo aquí, aunque mis posts sean como un fenómeno de esos que ocurren cada cierta cantidad de tiempo.

Ahora mismo estoy en un proceso de priorizarme y con ello nace el propósito de volver a dar vida a mi blog; de volver a escribir; de diseñar y crear cosas que te sean útiles, pero que sean creadas desde lo genuino; de dar calor a lo que me invade de alegría a mí. Yo quiero “consumir menos y crear más”, como escuché por algún lado, que si solo me leen mi esposo y mi mamá, no hay problema, pero si hay alguien que quiera escuchar lo que tengo que decir, de consumir lo que les pueda dar, pues mejor. Y sé que las redes sociales son mi principal competidor, que ofrecen contenido rápido y que no todo el mundo tiene tiempo, ni quiere sentarse a leer 2; 3; 5 párrafos, cuando pueden consumir algo en un video de varios segundos. Pero vuelvo a mi punto, no quiero dejar de escribir, ni de crear, porque no solo estaría muriendo mi espacio en la web, sino porque como lo que ocurre cuando dejas de aprender, cuando dejas de crear, se te muere el alma.

Posdata: Usé la foto de un banco de imagenes porque a veces, por esperar para producir una propia, se me quedan posts engavetados, así que de vuelta a otro de los puntos, que llevarme de lo “correcto” no mate la ilusion.

Foto de Brooke Cagle en Unsplash

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