Familia, Maternidad

Las “ya no tan culpas” de mi maternidad

Al dar a luz a Lucía, la segunda de mis dos hijos, algo cambió. El trabajo aumentó, porque definitivamente, criar a uno, no es lo mismo que criar a dos y aunque la carga de responsabilidad se hizo mayor, tan solo hicieron falta pocas semanas para liberarme de otro tipo de carga, las culpas que arrastraba desde que tuve mi primer hijo.

Sí, logré hacer algunas cosas de manera diferente, pero no todo salió exactamente como lo tenía planeado para mi segundo parto, la buena noticia es que, aún sabiendo esto, decidí perdonarme y no cargar más con el peso que llevaba desde hacía años. Te cuento todo de mi segunda experiencia:

1_ TUVE OTRA CESÁREA PROGRAMADA:

Sé que es posible tener un parto natural, luego de haber dado a luz por cesárea y desde el principio de este segundo embarazo había contemplado la posibilidad, pero resulta que mi médico (quién no era el mismo de mi primera cesárea) por una decisión personal, no practica VBAC (Vaginal birth after a c-section) por haber tenido una experiencia no agradable en uno de estos procedimientos. Yo, aunque decepcionada al principio, no estaba dispuesta a cambiar de doctor otra vez, así que al final tuve otra cesárea. Quizás habría podido hacer las cosas diferentes para obtener mi anhelado parto vaginal, pero mi decisión fue tener otra cesárea y ¿sabes qué?, no me siento mal al respecto.

2_ LA LACTANCIA FUE MIXTA:

Me preparé con toda la información y asesoría necesarias para implementar lactancia materna exclusiva, pero el estrés por lograr que fuera perfecto, más algunos temas personales que se sumaron al post-parto, no me permitieron disfrutar del proceso, además, en mi caso, la niña no estaba ganando peso, así que respiré hondo y decidí integrar la fórmula a la leche materna. A pesar de esto, logré darle el seno a Lucía por 1 año y 4 meses.

3_ LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA FUE MEJOR ESTA VEZ:

Valiéndome también de la información que obtuve durante mi embarazo y post-parto, pude iniciar la alimentación complementaria exactamente a los 6 meses y no a los 4 como la primera vez. Y aunque el proceso representaba una lucha con los familiares que tienen una idea diferente al respecto, pude integrar alimentos variados, aunque no completamente enteros en los primeros meses, pero si con textura. Tampoco integré sal ni azúcar hasta que la bebé cumplió 1 año.

4_ PRACTICO MÁS EL APEGO:

No hemos dejado llorar a Lucía para dormir, ni una sola vez, lo que nos ha permitido comprobar que el apego no malcría ni hace a los niños dependientes, sino, todo lo contrario.

Confieso que con el afán de hacerlo todo mejor esta vez, hubo un momento durante los primeros meses en los que me saturé, aparte de lo que leía, me integré a varios grupos de Whatsapp de maternidad, pero estaba escuchando muchas voces y sentía que allí se juzgaba a quién hacía las cosas a su manera, por lo que decidí darme la oportunidad de escuchar mi propio voz, haciendo de lado las opiniones de los demás.

Aprendí que quizás con mi primer parto las cosas pudieron haber sido diferentes, pero que ya esas decisiones fueron tomadas y que tengo la oportunidad de hacerlo mejor a partir de ahora, pero el mayor aprendizaje en todo esto ha sido, que ya tomo mis decisiones desde la tranquilidad, eligiendo lo que mejor me haga sentir, cosa que aplico a diario, no tan solo en la maternidad. Mi segundo parto me enseñó que somos personas diferentes, somos madres diferentes, que nuestras realidades no son necesariamente iguales y que por ende nuestras decisiones tampoco tienen que serlo. Aprendí a respetar esas decisiones y callar cuándo alguien no vaya en mi misma sintonía.

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